La mariposa azul (un relato oriental)
Había un señor viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre le cuestionaban todo, hacían muchas preguntas a las que el padre a veces sabía responder, pero en ocasiones no se sentía con la sabiduría suficiente como para aclarar las dudas que ellas manifestaban. Como pretendía brindarles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.
El sabio siempre respondía todas las preguntas sin siquiera dudar. Impacientes con el maestro, las jóvenes decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder correctamente.
Entonces, una de ellas apareció con una hermosa mariposa azul que usaría para engañar al sabio.
-¿Qué vas a hacer? –preguntó la hermana. –Voy a esconder la mariposa en mis manos y le voy a preguntar si está viva o muerta. Si él dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la mataré. Así, cualquiera que sea su respuesta, ésta será equivocada.
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio que estaba meditando.
-Tengo aquí una mariposa azul, dígame, sabio, ¿está viva o muerta?. Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió: -Depende de ti…ella está en tus manos…
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falla, somos responsables por lo que juzgamos bueno o malo. Dios colocó en nuestras su Santa Ley, que nos guía en el disernimiento de lo santo y verdadero y lo malo y mentiroso, que nace del pecado.
El sabio siempre respondía todas las preguntas sin siquiera dudar. Impacientes con el maestro, las jóvenes decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder correctamente.
Entonces, una de ellas apareció con una hermosa mariposa azul que usaría para engañar al sabio.
-¿Qué vas a hacer? –preguntó la hermana. –Voy a esconder la mariposa en mis manos y le voy a preguntar si está viva o muerta. Si él dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la mataré. Así, cualquiera que sea su respuesta, ésta será equivocada.
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio que estaba meditando.
-Tengo aquí una mariposa azul, dígame, sabio, ¿está viva o muerta?. Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió: -Depende de ti…ella está en tus manos…
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo falla, somos responsables por lo que juzgamos bueno o malo. Dios colocó en nuestras su Santa Ley, que nos guía en el disernimiento de lo santo y verdadero y lo malo y mentiroso, que nace del pecado.
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