San Pablo (Viernes, 16-06-2017, Gaudium Press) Quien lee los artículos y libros del prestigioso vaticanista, Sr. Andrea Tornielli, puede recrearse pensando en la pintoresca imagen de un camaleón. Y es que sus publicaciones denotan una astuta capacidad para adaptarse al entorno en el que se encuentra y llevar a cabo sus actividades: supo sonreírle a Juan Pablo II, acariciar el pontificado de Benedicto XVI y, al mismo tiempo, ir poniéndolo discretamente de lado, cuando ya andaba cogido de la mano de Francisco…
Recientemente, el señor Tornielli ha publicado un polémico artículo en el blog Vatican Insider, del diario La Stampa: «La doctrina secreta de los “Heraldos”: “Plinio Correa incentiva la muerte del Papa”». Teniendo en cuenta el conocido carácter camaleónico del articulista, surgen dos preguntas en relación con esta publicación: ¿qué es lo que pretende? ¿Para qué ambiente está ya anticipando una nueva adaptación?
Es interesante notar que el autor resucita, en el artículo mencionado, denuncias antiguas, muy antiguas, contra el profesor Plinio Corrêa de Oliveira, sobre la veneración que muchos le tenían en vida, y la devoción privada a su madre, Dña. Lucilia. Ahora, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio, es el blanco de los mismos ataques. Son acusaciones ya obsoletas, que fueron todas ellas contestadas y debidamente refutadas según los dictámenes de la más estricta doctrina católica.
Timeo hominem unius libri. Esto es precisamente lo que los lectores de la prensa católica pueden concluir actualmente viendo el grado de conocimiento que tiene el Sr. Tornielli del tema que trata en su artículo: temo al hombre de un solo libro. Y esto no queda nada bien para un articulista de su porte… Vamos a ver por qué.
En primer lugar, podríamos sugerirle al Sr. Tornielli que volviera un poco al pasado de la institución que con tanta vehemencia ataca, y prestase algo de atención en una obra publicada en 1985 –Servitudo ex Caritate– con el parecer del eminente teólogo P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP. En este trabajo, que nunca fue refutado, el asunto de la Sagrada Esclavitud a Jesús por las manos de María, así como el de los vínculos espirituales entre el Prof. Plinio y sus discípulos -tema que menciona en su artículo-, fueron completamente aclarados para el pasado, para el presente y para el futuro.
¿Y por qué no leer también el libro Doña Lucilia, de 1995, que contiene un elogioso prólogo del P. Antonio Royo Marín, OP, y ha sido reeditado en colaboración con la Libreria Editrice Vaticana en 2013, también en italiano? Su lectura habría sido suficiente para entender que los fundamentos de la devoción a esta gran dama brasileña se basan en su vida, de una virtud impecable, y en la costumbre doblemente milenaria de la Santa Iglesia. Permita que le digamos, Sr. Tornielli, que puede serle conveniente una revisión de sus apuntes de cuando estudió el catecismo, puesto que antes incluso de que alguien sea canonizado, la Santa Madre Iglesia pide que sea reconocida su fama de santidad.
¿Y sobre la devoción al Dr. Plinio? Si al Sr. Tornielli le interesan datos más actualizados, le invitamos a que haga un estudio serio de una obra muy reciente, de 2016, publicada en cinco volúmenes, también por la Libreria Editrice Vaticana, con más de cien mil colecciones impresas, cuyo título es El don de la sabiduría en la mente, vida y obra de Plinio Corrêa de Oliveira. En ese trabajo está detallada la historia del origen, y la fundamentación teológica del tema, que en su artículo trata de manera tan tendenciosa.
Es verdad, sin embargo, que ante el Sr. Tornielli apareció de repente, una inusitada y gran novedad: un vídeo privado, divulgado fuera de contexto y superado por el tiempo, puesto que es de hace un año y medio. Aunque el uso del vídeo está restringido a la institución, fue obtenido ilegalmente por un hombre exaltado en su aversión a la TFP y los Heraldos -siendo él mismo un exmiembro de la TFP-, casado con una señora que es exmiembro del Opus Dei, y que ambos dedican buena parte de su tiempo a atacar a las entidades a las que pertenecían. Y a esta fuente acudió el influyente Sr. Tornielli para buscar su imparcial información…
Se trata del registro de una reunión privada de clérigos, que no implicó en cambio alguno de orientación en los Heraldos del Evangelio, ya sea en su relación con la Sagrada Jerarquía y la sociedad civil, ya sea en su labor con la inmensa cantidad de seguidores del movimiento. El objetivo de la reunión registrada fue simplemente el intercambio de impresiones sobre ciertos fenómenos preternaturales, en un ambiente familiar ameno y distendido. A pesar de ello, unas manos criminales, todavía desconocidas, decidieron maliciosa e inconsecuentemente dar a conocer su contenido a un público que, en su gran mayoría, no tiene conocimientos teológicos suficientes para formarse un juicio adecuado sobre su contenido. No fue difícil, por tanto, crear confusión en sus mentes. Por otra parte, a esas mismas manos no les interesó, por supuesto, divulgar las conclusiones de estos análisis.
Pero ¿por qué el Sr. Tornielli no buscó a los Heraldos para aclarar el asunto? Bien podríamos decir: timeo hominem unius factionis, temo al hombre de las medias verdades, al hombre parcial, al que no sabe y no quiere oír ambas partes.
¿Estará actuando el Sr. Andrea Tornielli solo? No lo sabemos…
Pero podemos afirmar, analizando el artículo del renombrado vaticanista y las circunstancias mencionadas, que está contribuyendo ciegamente a la destrucción de la tan soñada unidad que los Padres del Concilio Vaticano II quisieron llevar a cabo y que tres grandes hombres concretizaron: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Mons. João Clá. Aquí está una manera de arrasar con la doctrina de un Concilio Ecuménico y con la dedicada labor de dos papas -uno de ellos todavía vivo entre nosotros- y un fundador, con quien, según un prefecto de la Congregación para los Religiosos, el cardenal Franc Rodé, ¡la Iglesia está en deuda!
Cui prodest? ¿Quién se beneficia de esta actitud? Ciertamente el mundo católico está desconcertado: esta vez, el tono que muestra el camaleón es tan surrealista, que, hechas las debidas ponderaciones, sigue levantando preguntas en relación con sus diferentes y nuevos tintes:
– ¿A quién representa el Sr. Andrea Tornielli?
– ¿Tiene la intención de causar un cisma en la Iglesia?
– ¿Con qué objetivo?
Por último, aclaradas las falsedades y distorsiones, le hacemos una invitación a que vuelva a un periodismo culto, serio y ético. Los Heraldos del Evangelio consagran a San José, patrono de la Iglesia, su propia defensa, con la certeza de que no van a ser desamparados por el padre virginal de Jesús y esposo castísimo de María. Sin perjuicio de los propios derechos, están dispuestos siempre a acoger con benevolencia la retractación de los calumniadores y a perdonarlos sinceramente, pues no guardan ningún resentimiento.
Heraldos del Evangelio
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